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¿CUÁLES SON LOS COMPONENTES DE LA GESTIÓN POR COMPETENCIAS?

Actualizado: 22 may 2022


Por: José Manuel Vecino P.*

Las competencias, entendida en uno de sus componentes, como la capacidad de entregar un desempeño superior tendrá, en esta reflexión, tres factores en los cuales se desagrega el término, ellos son: Ser, saber y hacer.

Ahora bien, es preciso aclarar que la competencia de una persona se hace evidente en la acción, lo que nos lleva a consolidar la opinión de que una persona competente lo es en cuanto lo expresa a través de sus comportamientos observables y evaluables en un evento determinado susceptible de ser repetido en situaciones similares (Alles).

A continuación, realizaré una breve reflexión sobre cada uno de los términos, no pretendiendo agotar su alcance y significado sino, por el contrario, dejando abiertas todas las opciones que nos lleven a integrar en cada componente la posibilidad de asimilar la necesidad de un análisis que no desconoce la totalidad como horizonte de sentido en la acción experimentada por la persona.

a. Ser. La primera anotación tiene que ver con la urgencia de establecer que estos comentarios no pretenden abordar el término desde la perspectiva ontológica y ni siquiera psicológica, es tan sólo una mención para señalar que se trata del rescate de la individualidad del sujeto y de su capacidad interna de contener la posibilidad como potencia. Cuando en la revisión de los términos, que participan de la construcción de la competencia, hablamos del ser, se refiere específicamente a la identidad de donde brota la actitud, es decir la interpretación que hace del mundo y la condición que establece para relacionarse con él. En este sentido el ser se acompaña no sólo de la actitud sino también de la intención entendida como el “propósito o voluntad de”* (DRAE). Bástenos, en esta primera aproximación, con establecer que cuando hablamos del SER estamos haciendo referencia a lo interno e interior del ser humano, lo individual y propio que configura la identidad del sujeto y que por tanto lo diferencia del otro. Sin embargo, vale la pena mencionarlo, no hablamos aquí de un ser atemporal y sin referentes culturales, todo lo contrario, lo que va a permitirle establecer el vínculo con el siguiente factor es precisamente su capacidad para vincularse con la expectativa social.


b. Saber: Es una condición del conocimiento (Kant), es la evidencia que nos lleva a consolidar en el sujeto una característica diferenciadora, ya que, si bien es cierto que en el proceso de aprendizaje se dan contenidos similares, es en el proceso del conocimiento como se va creando el saber que permite expresar lo que entiendo de lo visto, leído o aprendido. El saber, en el modelo de competencias, se acompaña del conocimiento y permite entonces que la persona, en su actuar, recurra a ellos para definir el tipo de acción que necesita. En este sentido es claro reconocer que existe una coherencia en la manera como el ser se expresa a través del saber. Cada noticia*(DRAE) que llega al intelecto lo hace mediada y a medida que ampliamos nuestro horizonte de conceptos, teorías y modelos. Vamos configurando, también, un diseño hermenéutico que nos permite aproximarnos a la realidad con el fin de acudir a ella con los paradigmas que hemos construido a partir de los contextos en los cuales estamos inmersos. Un tema que no se aborda aquí tiene que ver con la emoción y el sentimiento como compañero de viaje en este proceso de construcción de la competencia y que sin duda determina entonces el juicio que hacemos sobre cada uno de los saberes que incorporamos en nuestro conocer.

c. Hacer: Es la expresión externa del ser y el saber en una acción concreta, es la manera como aborda una situación específica el sujeto en la realidad compartida. El hacer puede verse de diferentes maneras y una de ellas tiene que ver con la de “trasformar”, “convertir” y “ejecutar” *(DRAE) en un contexto determinado y con unos resultados esperados. El hacer es la manifestación práctica de la capacidad del sujeto y por tanto debe incorporarse en este contexto aspectos tales como la comunicación y el lenguaje como impulsores de la acción. Es importante entonces al hablar de este componente que la llamada habilidad integra la destreza para ejecutar una acción cuyo resultado sea comparativamente superior al promedio (McClleland), de tal manera que su desempeño marca diferencia en el contexto del equipo de trabajo.

Ahora bien, la competencia como tal, no corresponde al ejercicio (observado en algunos modelos teóricos y en experiencias reales) en ver los tres componentes de modo lineal o acuñar al frente de cada uno de ellos una serie de comportamientos deseables. La competencia se podrá nombrar como tal sólo si en un comportamiento observable y evaluable se puede predicar que de modo simultáneo se evidencia lo que la persona es, sabe y hace, o bien su habilidad, conocimiento y actitud. (Alles)

Estos tres componentes que pueden nombrarse de diferentes maneras, dependiendo la aproximación conceptual que se tenga de cada una de ellas nos llevarán entonces a un comportamiento observable y evaluable que nos invita a dar un paso más en esta reflexión y el juicio que sobre él se puede hacer.

Las competencias hacen referencia a un comportamiento observable y medible que se hace presente en la persona y que sin duda impacta en la cultura organizacional. Es preciso reconocer el impacto que pueden tener dichas competencias al momento de ser identificadas, desarrolladas y promovidas al interior de la organización. El modelo de competencias pasa, sin duda, por los procesos educativos que permiten obtener información sobre el tema y de esta manera reconocer acciones capaces de mantener la armonía requerida con la organización y la naturaleza


*JOSE MANUEL VECINO P.

Filósofo, especialista en Gestión Humana y Magíster en Gestión Ambiental

Si deseas comunicarte conmigo puedes hacer escribiendo a pioneroslatam@gmail.com o bien me puedes escribir o llamar por +57 3134898373


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